¿Por que los hombres se molestan tanto cuando despues de caricias no se les permite llegar mas alla o sea llegar a una relacion sexual?
carolin
Tristemente su forma de vivir la sexualidad es diferente de la mujer. Quizá con el tiempo y la evolución, en unas décadas o siglos o generaciones podrán converger. Es parte del eterno desencuentro o ese no entenderse entre hombres y mujeres.
La sexualidad masculina en general es más lineal, abrupta, genital, coital, competitiva, resolutiva, poco sensual, etc. Y la de la mujer es más progresiva, dedicada, inclusiva con otras zonas del cuerpo, emotiva, menos coital, más lúdica y cooperativa, va menos a por un objetivo, ve antes a la persona que al cuerpo, etc. El hombre va más «de frente» y «a piñón fijo» hacia un sólo objetivo, generalmente la penetración y la eyaculación. La mujer en cambio es más sensible a estímulos variados, incluso los del ambiente del lugar o de la ocasión; afrontar la sesión de un modo directo la puede des-excitar rápidamente, y valora mucho más la creación de un vínculo afectivo, aunque sea mínimo, lo que se favorece también mediante la creación de un ambiente adecuado. expresiones de ternura, una conversación agradable, una comida juntos, un masaje relajante, etc.
Las diferencias son grandes. Y es algo triste, repito, pues está claro que esta divergencia conduce a multitud de relaciones sexuales insatisfactorias.
Si el hombre se ofende porque tras las carícias no hay otra cosa, pienso -y es un hombre quien aquí lo expresa- que: aparte de que no ha aprendido a controlar su abrupta excitación, no ha sabido transmitirle o contagiarle sus ganas de sexo a la pareja. En vez de enfadarse, podría poner más interés en aprender cómo funciona la sexualidad, la psique y el cuerpo femeninos -y de paso en conocerse y explorarse mejor a si mismo-. El entorno cultural aún machista o patriarcal, más los fuertes condicionantes biológicos, le llevan a creerse el hombre ideal para su «hembra», y que ella estará siempre dispuesta para el sexo.
Es similar a lo que vemos en algunos de nuestros parientes primates, como los chimpancés, con sociedades jerárquicas regidas por un macho dominante que posee a varias hembras, las cuales acceden a satisfacer sus necesidades sexuales para… evitar ser agredidas, no sólo por ese macho sino por el resto del grupo.
La función de esta sexualidad es: afianzar y consensuar un estatus de poder, es por tanto una estructura de sumisión, nada igualitaria ni respetuosa hacia la libertad individual.
Este ancestral condicionante biológico, todavía presente en la psique de muchos hombres (por desgracia también en algunas mujeres que les mimetizan), es algo que irremediablemente deberá evolucionar. Pese a resistencias importantes, en regiones del mundo sustentadas aún por rígidas e irracionales creencias religiosas -por fortuna cada vez más obsoletas- parece que, poco a poco, la humanidad tiende hacia la igualdad total entre hombres y mujeres.
Por eso es de esperar que, gracias al imparable y casi imperceptible proceso de selección natural y de selección de progreso intelectual, esos esquemas biológicos primarios, y cultural/religiosos acaben condenando al fracaso reproductivo a los hombres -y a las mujeres- que aún se rigen por ellos.
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