El cura polaco franciscano Ksawery Knotz, autor de El sexo que no conoces, para parejas casadas que aman a Dios, ve cómo aumentan espectacularmente las ventas de
su libro, el cual se conoce ya popularmente como «el Kama Sutra cristiano».
Avalado por la Orden de los Monjes Capuchinos polaca, incluye entrevistas a decenas de parejas, y en él se dan consejos para disfrutar del sexo sin sentimientos de culpa o pecado.
Knotz subraya que no hay por qué privarse de los placeres carnales, en el matrimonio claro está, ni de la alegría, pasión y fantasía que los acompaña, porque aun empleando estímulos manuales u orales lo que se hace es seguir mostrando amor, y Dios no puede ofenderse por ello.
Dados los niveles de emancipación alcanzados por la mayoría de la población -al menos en países occidentales-, la noticia en sí puede no llamar mucho la atención a algunos, pero
para los cristianos reconocidos o católicos practicantes supondrá ya sea un escándalo, ya sea un alivio.
Del escándalo nos alegramos los que estamos en el otro lado, es decir los que tenemos la certeza de que la separación entre iglesia y estado, y entre iglesia e individualidad, es necesaria para la salud mental y para la democracia auténticas. Del alivio nos alegramos también, pues no deseamos ningún mal de conciencia a los devotos de una religión, por más que queda por ver cómo reaccionará
el ‘stablishment’ católico, para el cual el sexo en el matrimonio siempre ha tenido un fin único, la procreación,
y está soltando andanadas integristas por las que algún día acabará pidiendo perdón, como las relacionadas con el uso del preservativo en regiones azotadas por el SIDA, o con la práctica del aborto.
Knotz tiene su propio sitio en Internet, llamado ‘The Act of Marriage’ (actualmente está sólo en polaco, pero podéis usar algún traductor automático), en el que ofrece consejos sexuales a las parejas, se supone que en su mayoría católicas.
«Las escuché largamente hasta que sus problemas encontraron un lugar en mi mente. Me gustaría
que fueran felices en su vida sexual y que entiendan que las enseñanzas de la Iglesia no quieren que se sientan culpables», explica Knotz
Veremos si la iglesia católica permite este disparo directo a su línea de flotación, habrá que estar atentos a futuras nuevas medidas contra lo que puede ser una molesta tendencia para el mencionado ‘stablishment’. El actual Papa es un teólogo reputado, y debe saber muy bien que la pervivencia del sentimiento de pecado y de culpa son esenciales para el sustento ‘psicológico colectivo’ de la doctrina que representa, como lo son, los mismos u otros conceptos similares, para otras religiones.
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